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miércoles, 9 de febrero de 2011

Redacción para dummies (2)…



¿Qué concepción debe manejarse sobre lo escrito? ¿Es más grave cometer tres faltas de ortografía u olvidar una idea importante en el escrito? ¿Cuál trunca más la comunicación? ¿La Academia (no me refiero a la de TV Azteca) piensa en esto?
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Un estilo elevado y formal no demuestra necesariamente conocimiento del tema. Es un prejuicio que deja de lado aspectos como la coherencia, la cohesión y la originalidad del texto. Doy a entender en clase que cualquier error es importante: todos estos valores deben destacarse con actitud y en los hechos.
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He detectado que los aprendices componen de una manera pobre y rápida: reflexionan menos (o nada), no piensan en el futuro lector, no releen lo que escriben, les da pereza revisar y rehacer el texto, si acaso sólo se obsesionan en la corrección gramatical y por llenar la hoja en blanco. O pa´cabar pronto: ¡déjate de chingaderas y bájalo del Internet!
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Antes sentía una sensación de que el tiempo de clase no me alcanzaría. Estaba como ajustadísimo debido a las circunstancias y la duración del curso. Ya no es extraño. Aunque todavía hay contenidos que descarto definitivamente. No fonología ni morfología, no está la clasificación del verbo ni la conjugación, apenas un poco de acentuación… Sé que estos asuntos pertenecen a la gramática pero en algún momento cruzarán su trayectoria con la redacción. Nunca olvidaré lo que me decía (con el ejemplo, con portentoso y elevado sustento teórico-práctico) mi erudita maestra de Sintaxis y Semántica…
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Cierta noche escuché la clase del profe Miguel en algún salón de Derecho. Casi al final dijo algo cierto: logramos un poco de comprensión frente al texto cuando intentamos empatar con el horizonte de lenguaje del autor, cuando sus palabras las comprendemos un poco desde su punto de vista, desde el pedazo de humanidad que él deja en lo que escribe. La verdad es que no hay palabras en aquellos universitarios. ¿Cómo escribirán los críos con vocablos que, primero, no conocen y que remotamente ni sienten en aquello (poco o mucho) que leen?
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Pido que no se olvide una regla: no escribimos como hablamos. Bueno, Carlos Monsiváis sí hablaba como escribía: nuestra finada leyenda cultural se forjó como biblioteca andante y lo hizo su estilo de vida. Por otro lado, pido que no se abuse del uso de la coma, porque pareciera que no conocen otro signo de puntuación. Pido que hagan párrafos cortos y empleen oraciones más o menos largas.
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¿Cómo detectamos una oración? Cuando hay la presencia de un verbo conjugado es una simple. Con más de un verbo conjugado se denomina compuesta. Ahora viene el mayor reduccionismo del que puedo ser capaz: la regla es “una oración, una idea”. Una proposición coordinada utiliza conjunciones y tiene oraciones que se miran de igual a igual, poseen sentido por sí solas si las leemos por separado:

Iré a verte (1) / pero / tú me darás un beso (2).

Las subordinadas dependen de una oración independiente principal y no tienen sentido por sí solas, necesitan la sangre transfundida de la principal:

Estoy harto (1) / de tus pendejadas (2).
He ido (1) / al hotel que me recomendaste (2).
Pues habrá que llevarte al manicomio (1) / a que te encierren (2).


No voy a hablar aquí de sensibilidad literaria, ni de voluntad de estilo, ni de oficio en modalidad de periodista o escritor: es pedirle peras al olmo. Ahora diré que dada la naturaleza de la lengua quizá nos habituamos a usar "subordinadas orales". Cuando se conocen algunas variedades de estas dos grandes clasificaciones, habrá qué saber qué pues con los enlaces y algunos conectores para armar el párrafo y, en consecuencia, las ideas. ¿Me permiten una analogía? Es como crear música: mezclar notas coordinadas y subordinadas junto con muchas simples, de extensión variable. Esto, lo básico, el punto de partida, ¿es sumamente complicado?
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"La cosa por decir, dila". "Las palabras son todo lo que tenemos". "Para mí, el mayor placer de la escritura no es el tema que se trate, sino la música que hacen las palabras"… Ojala muchos estuviéramos de acuerdo. Finalmente (y he aquí el absurdo, el trabajo inútil y sin esperanza, la aniquilación) imagino que cuando se logre el avance en la expresión escrita de los alumnos, éstos (al iniciar un nuevo ciclo) olvidarán todo, mucho, por falta de interés y de práctica.
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¿Verdad que la vida sí es injusta?

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