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lunes, 6 de diciembre de 2010

Para acabar con las traiciones debes decir adiós primero como yoooooo…



Escruté por aquí y por allá. Y nadie me daba razón. Así que finalmente me adherí a la opinión de José Joaquín Blanco sobre el Divo de Juárez. Recordé aquel viaje en la combi donde el operador era un fan empedernido de Juanga, porque ponía una y otra vez el cassette con los veinte éxitos definitivos. Y cavilé un poco sobre la lírica de una rolota que decía: buenos días señor sol… La revelación fue súbita: ¡lo bueno si sencillo dos veces bueno! (Gracián, disculpa la licencia tomada).
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El día que el cantante depositó sus huellas en el “Paseo de las Estrellas” (frente al centro nocturno Noa Noa) unas cien mil personas salieron para vitorearlo. Algunas maquiladoras otorgaron a sus empleados un día feriado. Sobre la plataforma de un trailer, Juan Gabriel fue llevado por la principal avenida de la alicaída Ciudad Juárez. Ante el vaivén del vehículo, el cantante exclamó: “si me caigo me cogen”, y esto provocó la hilaridad general. “¡Ay, qué mal pensados son!” El acto fue una estrategia de ciertos empresarios para contrarrestar la mala imagen de la ciudad norteña. Fue la única estrella de un paseo olvidado desde el año 2000.
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A Juanga (antes Alberto Aguilera Valadez) le gusta cantar en los palenques o galleras. No es un típico cantante de mariachi. Pa´empezar, es norteño y vivió la primera parte de su vida en un orfanatorio. En los setentas, los radioescuchas confundían su voz de contralto con la de una mujer: el amaneramiento extravagante fue material para chistes brutales. Usa percusión electrónica, ha llenado el Palacio de Bellas Artes, usa coro tipo backup singers y sus canciones no hablan de pedas ni de mujeres traidoras. Cuando a un hombre le da por el trago y por desnudar su alma, la música de acompañamiento incluye al menos una de Juan Gabriel. Monsiváis dijo de él que es tan gay de voz y aspecto, que responde a un mundo donde la gente se siente más intercambiable.
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El Divo compuso una ridícula canción en honor del candidato priísta Francisco Labastida en los comicios del 2000. Ni Temo, ni Chente, Francisco va a ser presidente… Así, fue exonerado en Hacienda de su pesarosa deuda fiscal.
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En su sencillez provinciana radica el estilo que recurre a toda clase de manierismos para insistir en cuatro temas fundamentales: abandono, encuentro, regreso, recuerdo. De letra humildísima, engarza dos o tres frases muy coloquiales de sentimentalismo naif: Olvera, el maestro de Literatura, nos pedía que no cayéramos en juangabrieladas al escribir… Excesos, humor no buscado, perfil humorístico. Él no se apartará de los más comunes de los lugares comunes, ni de los ritmos más acentuados y pegajosos. Busquemos las letras más campechanas (ajenas a la sintaxis), para que no compitan con la voz… Seguramente no conozco los mecanismos de la canción popular.
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Una vez vi un cortometraje donde no importa tanto la narración sino el estado de ánimo descrito, la idea poética y luminosa. De fondo estaba una canción de Juanga. Esa misma canción la encontre ahora pero en un cover curioso:



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¡Pinche Juanga,eres un caso mitológico!

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