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domingo, 19 de septiembre de 2010

Apuntes del fin de semana...


Ayer se aparece el Beto y me pasma con una estadística fundamental, necesaria para comprender la grave coyuntura nacional: el equipo de futbol América (aquí intercalen ustedes una mentada) tiene el mayor número de seguidores en su cuenta del Facebook, seguido de las Chivas (aquí se intercala otra mentada). ¡Qué bueno que deje el mío antes de que me llegara ese tufo maligno! En ese momento dije como Bill Gates: es imposible distinguir a los verdaderos amigos de los extraños. Nomás le dije al Beto: ¡no mames! Y me fui.
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Hace unas semanas, yendo de compras en alguna Bodega Aurrera, me encontré con unas ofertas extrañas. No es común que se encuentren en un lugar así. En una caja estaban amontonados unas cuantas decenas de dvd´s: películas tipo B gabachas y alguno que otro videohome mexica. Todo a cinco pesos. Y al lado estaba un pequeño estante con otras películas: encontré las de Rodrigo Plá (me lleve las dos), las de Reygadas, y una que otra que se programó en cartelera hace algunos años. Costaban entre 40 y 50 pesos.

Apenas ayer vi “La zona”. Es un thriller con un buen ritmo narrativo, una edición cuidadosa y precisa. En algunas secuencias me hizo sentir claustrofobia. Es una trama ríspida, una alegoría que refleja lo que ya está sucediendo desde hace tiempo en el DF: la polarización social. Interesante cinta de Plá. Revisité a Aronofsky con “Réquiem por un sueño” (no he podido ver “Pi: el orden del caos”) que hace poco revivió a Mickey Rourke con la historia de decepción y desesperanza que cuenta en “El luchador”. Luego le siguió una película española que estuvo hace tiempo en alguna Muestra: “La lengua de las mariposas” de José Luis Cuerda. Me acompañó Fátima y mientras tanto afuera (como se dice en alguna secuencia de la cinta) había “monotonía de lluvia en los cristales”. Muchos dulces…
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Juan Domingo Arguelles, en un ensayo titulado "La utopía de la lectura", plantea que en las sociedades modernas se concibe el hábito de leer con una condescendencia esquizofrénica y con una absoluta falta de honradez intelectual. Leer no mejora a nadie, esto sólo depende de la moral y la ética de cada persona. Por tanto, hay que derribar los dogmas laicos que rodean las buenas intenciones de quienes promueven la lectura como algo abstractamente "bueno". ¡Joder! Es la lectura que veremos en clase.

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