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lunes, 27 de septiembre de 2010

Me siento bien entre marginados porque yo soy un marginado...


Los primeros textos literarios que se comentarán en clase serán dos cuentos de Bukowski. El genio penetra en lo profundo tomando un camino sencillo. Con Bukowski, los lectores somos oyentes del relato de su vida diseminado en novelas, cuentos, poemas y diarios. Por eso él no está en los manuales ortodoxos de literatura. Todavía puede considerarse el rey de la cultura underground, la rebeldía y el erotismo moderno.

Bukowski opta por la verdad. Y la verdad es pura y tierna, insoportable y hermosa, prosaica y poética, luminosa y oscura. Siempre los extremos para "saber atravesar el fuego", pues sólo así se obtiene la sinceridad necesaria en una comunicación que, a veces, tiene resultados opulentos.

Bukowski pone a hablar a un sujeto poético desde las calles de Los Ángeles: Henry Chinasky, el alter ego que ideó para sus libros. En la brusquedad encontró la belleza; en la sinceridad sin tapujos, una forma de vida y escritura. Su literatura duele, nada tiene de complaciente, le dice a mucha gente cosas que ésta no quiere oir, que prefiere ignorar o bien sólo prodigarles una faena gigantesca de torero. Sus personajes (tipos reventados física y moralmente, prostitutas, borrachos sin remedio, jugadores delirantes, violadores, delincuentes despiadados...) sirven para trazar un gran fresco de la descomposición moral de un mundo donde los valores vuelan bajo, muy bajo.

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